Las llamas del incendio by Mike Lightwood

autor:Mike Lightwood [Lightwood, Mike]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Young Adult Fiction, Romance, LGBTQ, Fiction, LGBTQ+, Gay, Ficción e historias reales juveniles
ISBN: 9788417886462
Google: sDfJDwAAQBAJ
Amazon: B083ND6MW7
editor: Plataforma Neo
publicado: 2020-01-19T23:00:00+00:00

–No te quiero.

–¿Qué? ¿Qué estás diciendo?

Sergio clava sus ojos azules en los míos.

–No te quiero, Óscar. Es mejor que empieces a asumirlo de una vez, porque esto se ha acabado. Para siempre.

Lo miro con labios temblorosos, incapaz de creer que esto esté ocurriendo, que lo que me está diciendo sea verdad.

–No… No puede ser. Sergio, dime que es mentira.

–No es mentira. No te quiero y ya está; tampoco creo que sea tan difícil de entender.

Sus palabras son como una lanza que me atravesara el corazón.

–Pero… pero ¡estábamos bien, Sergio! –insisto, con los ojos llenos de lágrimas–. ¡Estábamos mejor que nunca!

Suelta una risa más dolorosa que cualquier palabra.

–¿De verdad, Óscar? ¿De verdad te creías todo eso?

–¿Qué…? ¿Qué quieres decir?

–Ni te quiero ahora ni te quise nunca. ¿De verdad llegaste a creértelo? ¿De verdad pensaste alguna vez que podía quererte?

Me quedo sin palabras. Lo cierto es que lo había dudado más de una vez. Dudaba que nadie pudiera quererme de verdad, que alguien tan maravilloso como él realmente quisiera estar conmigo. Y resulta que tenía razón.

–Sergio, yo… –comienzo al fin, pero en realidad no sé qué más decir.

–Mírate, Óscar. Eres tan… inútil, eres tan poca cosa. –Me mira con una mueca de desprecio que nunca había visto en su rostro–. ¿Cómo pudiste pensar que iba a quererte nadie? No eres más que un crío llorón atrapado en el instituto.

–¿Instituto? –pregunto con pánico–. ¿Qué instituto? Yo no estoy en el instituto, estoy en la univer…

Pero entonces miro a mi alrededor y ahí estoy. En el instituto. El mismo lugar que tanto odiaba. Ese lugar en el que mi vida era un infierno, el mismo lugar del que casi no salí vivo. El mismo lugar del que en realidad todavía no he conseguido escapar.

Busco a Sergio, pero ya no está. En su lugar veo a Darío besando a una chica. Es Marta. Corro hacia él, desesperado.

–Darío…

Él se aparta de ella y me mira con repugnancia.

–¿Qué quieres ahora, Óscar? Estoy ocupado.

–Darío, no sé qué está pasando. Necesito… necesito ayuda.

Llevo la mano hasta su brazo mientras hablo, pero él me la aparta de un manotazo.

–¿Qué coño haces, maricón? No me toques.

Y en ese momento desaparece.

Miro a mi alrededor, desesperado, a toda la gente que me está mirando mientras se ríe y me señala. El corazón me late cada vez más fuerte, como si quisiera escapar de mi pecho. Entonces veo a Carlos, que camina hacia mí flanqueado por sus matones de siempre.

–¿Qué pasa, maricón? ¿Qué haces ahí plantado?

–No…

–¿Te ha comido la lengua el gato? Es porque nadie te quiere, ¿verdad? Pues ya es hora de que lo vayas asumiendo, marica. Nadie te quiere y nadie te querrá.

–Lárgate de aquí –dice una voz detrás de mí.

Me giro y veo a mi padre, de pie en mitad de mi habitación, con los dibujos hechos pedazos en el suelo.

–Papá…

–No me llames así. Yo no tengo ningún hijo. Preferiría verte muerto antes que tener un hijo maricón.

Y entonces estoy otra vez en la bañera de Fer, y hay sangre, y sé que tan solo tendría que…

Me despierto sobresaltado, el corazón me late a mil por ahora.

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